La semana pasada estuvimos de visita en Barcelona viendo a la
familia. Lo hemos pasado muy bien y hemos visto sitios que pensé que no
veríamos, por ejemplo, las urgencias de Sant Joan de Deu.
Empiezo por el principio. Llegamos el
jueves a Barcelona a un premio que le daban a mi suegro. Estuvo muy bien, la
verdad y muy emocionante. Yo como soy de lágrima muy fácil, y además le quiero
mucho, pues es un cóctel perfecto para no parar de llorar. Después del premio
fuimos a cenar con los amigos y compañeros del abuelo, y por supuesto los niños
también vinieron, así que ese día estaban agotados y eso que nos acostamos tarde.
Por la mañana Amalia no tenía muchas ganas
de desayunar y estaba un poco plastita con todo, pero bueno, quedamos con el
abuelo y nos fuimos los cinco a comer; el abuelo, Amalia, Bruno, Montse que es
la madrina de mi hija y "nuestra casera", y yo. Mi marido se había vuelto a
Madrid a trabajar.
En la comida Amalia no tenía mucha gana, así
que le costó meter comida para adentro. Mucho menos le costó sacarla, que de
una arcada, salió todo disparado en el plato del restaurante. ¡Lo peor de tus
pesadillas!
Volvimos a casa y la tarde la pasó bien.
Merendó y cenó fenomenal, pero por la noche: fiebre. ¡Genial! y decía que le
dolía la garganta. Como Bruno dejó las anginas el miércoles, pensé que sería lo
mismo y me acerqué a urgencias de Sant Joan de Deu a ver si caía el
antibiótico, pero no. Le hicieron una prueba y dio negativo, así que para casa
y a aguantar vela. Afortunadamente no volvió la fiebre. Eso sí, nos quedamos
sin ir a comer a la Barceloneta.
Comimos fideguá en casa y el postre que
era un brazo de gitano, Montse se lo dio a Amalia para que lo llevara a la
mesa, con tan mala suerte que se le resbaló y aterrizó en el suelo. Un poema,
la cara de Amalia. Aún hay alguno que si se acuerda, se sigue riendo.
¡Ahh! Lo que si empezó fue la diarrea
después de comer. ¡Genial! Menos mal que fue poco la verdad, así que pudimos ir
a jugar con unos amigos que tenemos del verano, que viven en Barcelona y
prometimos visitarlos cuando volviéramos.
El domingo por la mañana parece que
amaneció todo mejor. Los niños estaban bien y no había rastro de fiebre ni
diarreas. Menos mal porque tenía que coger el AVE con los dos niños, el carro y
la maleta, pero eso os lo cuento en otro post porque también tiene tela
marinera.
Bruno todo el viaje fue un cielo.
Mañana más y mejor.
Un beso.
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