Ya sabéis que los niños crecen y crecen, así que cada poco hay que ir comprando uniformes nuevos.
La semana pasada nos tocó, así que el martes Amalia estrenó su chándal nuevo, sudadera, polo y pantalones.
La ropa tiene que ir toda marcada para evitar que se pierda y eso es lo primero que hago, que los uniformes cuestan un congo...
Cuando volvió del cole, la verdad que no me comentó nada, pero cuando se fue a poner el pijama, la pobre viene y me dice: "mamá ya sé por que llevo todo el día con picores" y me enseña una etiqueta gigante que no quité cuando le puse el nombre. ¡Desastre!. menos mal que ella se rió.
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