viernes, 9 de octubre de 2015

Sin flúor

Las prisas no son buenas para casi nada. Por la mañana, por lo menos yo, es cuando más posibilidades tengo de ir dejando cosas en sitios inapropiados, aunque esta vez no fue exactamente así.

En el baño de los niños al final es donde está casi todo. La pasta de dientes, las cremitas del culete, los pañales, los pijamas colgados detrás de la puerta,...

Ayer por la mañana, como todas las mañanas, arreglé a los niños y salimos zumbando al cole. Cuando llego a la oficina, recibo una llamada de mi señor marido, y me dice: "menuda pasta de dientes que tenemos, la verdad que va fatal, a ver si compramos otra por que no me ha gustado nada de nada. Es como rara". En ese momento, la verdad que no lo entendí, pero cuando llegué de nuevo a casa me di cuenta de lo que había pasado.

Con las prisas, dejé la crema y la pasta de dientes juntas encima del cambiador del pequeño y mi marido eligió la opción errónea. Cogió la crema del culete, y encima la de cuando el culete está un poco pocho (que es bastante más pastosa), y se la plantó en el cepillo de dientes. Jajaja, con razón no le había gustado mucho. ¡Si es que hay que mirar antes de nada!

Lo de darle usos diferentes a las cosas, sólo funciona con las cosas de Ikea. Por lo menos con la pasta de dientes, este cambio, ya os digo que no va bien. ¡¡Además no tiene flúor!!.

Mañana más y mejor.
Un beso.

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