Llevo tiempo queriendo plasmar mis experiencias como madre, y la verdad que con dos hijos de 5 años y 18 meses hay poco tiempo para poder hacerlo, pero hoy es el día.
Desde que Bruno, mi hijo pequeño ha empezado la guardería, es todo prisas. Prisas para despertarnos, prisas para conseguir que mi hija mayor Amalia, se vista sola, prisas para desayunar y que el pequeño no vomite la leche, prisas para coger el ascensor que a esas hora tiene más tráfico que la Castellana y prisas para dejar primero en el cole a Amalia y después a Bruno, con su consiguiente pataleta porque como con mamá no se está con nadie.
Pues bien, hoy que esto es tan fácil de escribir, no ha sido ni mucho menos fácil de hacer.
El rey de la casa hoy no estaba interesado en absoluto en levantarse, lo he intentado de todas las maneras:
"Brunete, cariño, que ya hay que levantarse", mientras le rasco un poquito la espalda para despertarle suavemente. ERROR. Le parece guay que le rasque la espalda, así que media vuelta y a seguir durmiendo.
Segundo intento. Le subo la persiana. Sin problema, se gira para el lado contrario y listo.
Total que le dejo a ver si la mayor ya se ha vestido y ha empezado a desayunar, cuando compruebo que Amalia ya está a medio desayuno, vuelvo a por Bruno.
"Cariño, príncipe, hay que despertarse que vamos tarde" ni caso, sólo consigo que empiece a desperezarse un poco, y es en ese momento cuando aprovecho para que ya se despierte. Con los ojitos casi sin poder abrir me dice: "mamá" y me levanta los bracitos para que le coja. "Me lo como", que cariñoso es. Me estaría un ratito largo con él, hasta que se despertara del todo pero... no hay tiempo.
Mientras Amalia ya ha desayunado. Me doy cuenta que es tardísimo así que opto por vestirme yo, darle el dasayuno a Bruno y que mi marido se quede con el peque mientras llevo a la niña que entra antes al cole.
Mi marido se queda vistiendo a Bruno y Amalia y yo nos vamos pitando al colegio.
Después del atasco llegamos al cole y de digo a Amalia hoy nos despedimos rápido que tengo que volver a por Bruno y sino no llegamos a la guarde. Si mamá me dice ella, que es un cielo y me ayuda muchísmo, así que, así lo hacemos.
Vuelvo a coger el coche y me voy volando a casa, Bruno está listo y salgo corriendo a dejarlo en la guarde. Tengo la sensación de ir de rallie desde que me levanto hasta que los dejo a cada uno en su sitio.
Parace que todo va de cara. Llego y hay hueco justo en la puerta de la guardería, entro con Bruno y cuando por fin entramos en la clase y creo que ya está la tarea principal del día conseguida, me dice la profe: "a tu hijo le falta un zapato". Le miro y no me lo puedo creer, ¿pero cómo es posible?¿y que no me haya dado cuenta? Que vergüenza porque ademas también había más papás en clase. Y para rematar me dice la profe: "y el zapato que trae está cambiado de pie". ¡Tierra trágame! Jolín mi marido le ha vestido y no se ha dado cuentaaaaa.
Así que he tenido que volver al coche y cuál ha sido mi alegría que el zapato estaba allí.
Después de todo esto he conseguido llegar a la oficina y desayunar tranquilamente (sin niños cogiéndome cosas y gruitando mamáááá´).
Todo tranquilo hasta la tarde que recojo a los peques a ver que da de sí.
Mañana más y mejor.
Un beso.
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