Bruno está malo hace unos días y está con ventolín tres veces al día. Amalia que lo pilla todo aunque esté por ahí jugando, se queda con el nombre de las cosas, así que la otra tarde se pone a hacer el bobo bailando y haciendo ruidos como si fuera música con la boca. La verdad que hacía como si estuviera tocando un violín, pero cuando yo le dije: ¡qué bien tocas!, ¿qué instrumento es?, ella me contestó: mamá pues un ventolín, ¿no lo ves?
Mañana más y mejor.
Un beso.
martes, 1 de diciembre de 2015
Conductora precoz
En estos días he ido a renovar el carnet de identidad y he aprovechado para hacerles a los niños su primer carnet.
Cuando se lo comenté a mi hija Amalia, la verdad que le hizo mucha ilusión y yo no tenía muy claro como estaba tan ilusionada pero pronto lo descubrí. Nada más comentárselo, ella muy contenta me dijo: "mamá que bien que vayamos a hacernos el carnet de "dentidad", así a partir de ahora podré conducir", jajaja casi me parto de risa.
Mañana más y mejor.
Un beso.
Cuando se lo comenté a mi hija Amalia, la verdad que le hizo mucha ilusión y yo no tenía muy claro como estaba tan ilusionada pero pronto lo descubrí. Nada más comentárselo, ella muy contenta me dijo: "mamá que bien que vayamos a hacernos el carnet de "dentidad", así a partir de ahora podré conducir", jajaja casi me parto de risa.
Mañana más y mejor.
Un beso.
lunes, 16 de noviembre de 2015
Bañado a trozos
El domingo por la mañana voy a vestir a Bruno y me doy cuenta de que lleva una pierna mojada. Lo primero que miro el pañal, pero no, no es el pañal. Sigo investigando y me doy cuenta que también lleva la zapatilla mojada. Conclusión: ha metido la pierna en el agua del gato, así que está mojado hasta la rodilla, eso sí, no ha dicho ni mu.
Le visto y listo, ya está todo en su sitio, pero al rato viene negro y diciendo lo poco que sabe "tatá, tatá, tatá" y señalando. Cuando le miro me lleva hasta una taza con agua que había en la esquinita de la mesa de la cocina. Como es muy curioso, vio la taza quiso investigar qué había y bien fresquita se la tiró por encima. Resumen, le tuve que cambiar toda la parte de arriba. Camiseta y body.
A lo mejor, para la próxima aprendemos, o no.
Un beso.
Mañana más y mejor.
Le visto y listo, ya está todo en su sitio, pero al rato viene negro y diciendo lo poco que sabe "tatá, tatá, tatá" y señalando. Cuando le miro me lleva hasta una taza con agua que había en la esquinita de la mesa de la cocina. Como es muy curioso, vio la taza quiso investigar qué había y bien fresquita se la tiró por encima. Resumen, le tuve que cambiar toda la parte de arriba. Camiseta y body.
A lo mejor, para la próxima aprendemos, o no.
Un beso.
Mañana más y mejor.
Abreviando
Por un accidente de coche que tuve hace años, sufro mucho de dolores de cabeza, porque se me agarrota un músculo del brazo y al final me sube a la cabeza, así que cada dos por tres tengo jaqueca o dolores de cabeza.
El sábado por la mañana salimos los tres a dar una vuelta con mi hermana y como no tenía a mano en ese momento en casa nada para el dolor de cabeza, le pregunté a mi hermana, si tenía un paracetamol. Ella me dijo que no y ahí se acabó la cosa, salimos de casa y nos fuimos. Mientras estábamos en esta conversación, los niños estaban que si me pongo el abrigo, que si me llevo esto, que si me falta aquello, lo normal antes de salir de casa. Vamos que piensas que no están a lo que estamos hablando, cosa incierta, por cierto.
Al cabo del rato cuando llegamos a donde nos dirigíamos, me dice Amalia: ¿mamá y el cetamol? La verdad que al principio no me enteraba de lo que me quería decir. ¿El qué? y me dice: el cetamol, lo que te quita el dolor de cabeza (para todos paracetamol).
Jolín con que no se enteran cuando están haciendo otras cosas. Hay antenas por todos los sitios.
Mañana más y mejor.
Un beso.
El sábado por la mañana salimos los tres a dar una vuelta con mi hermana y como no tenía a mano en ese momento en casa nada para el dolor de cabeza, le pregunté a mi hermana, si tenía un paracetamol. Ella me dijo que no y ahí se acabó la cosa, salimos de casa y nos fuimos. Mientras estábamos en esta conversación, los niños estaban que si me pongo el abrigo, que si me llevo esto, que si me falta aquello, lo normal antes de salir de casa. Vamos que piensas que no están a lo que estamos hablando, cosa incierta, por cierto.
Al cabo del rato cuando llegamos a donde nos dirigíamos, me dice Amalia: ¿mamá y el cetamol? La verdad que al principio no me enteraba de lo que me quería decir. ¿El qué? y me dice: el cetamol, lo que te quita el dolor de cabeza (para todos paracetamol).
Jolín con que no se enteran cuando están haciendo otras cosas. Hay antenas por todos los sitios.
Mañana más y mejor.
Un beso.
Sobre todo sinceridad
El sábado por la mañana Amalia amaneció en mi cama. Me encanta cuando se viene un ratito aunque estemos apretados, y ella en cuanto se despierta por la noche, que es muy de vez en cuando, se cuela sigilosamente y se pone en una esquinita.
Cuando se despertaron estuvimos jugando en la cama haciendo un poquito el perro. Se me ocurrió preguntarle por la psicomotricidad que hacen en el cole y me explicó lo que hacen.
Este año les han puesto una profe especializada en eso y le pregunté como se llamaba, así que me dijo que Marcela. Como me pareció un nombre de una persona mas mayor, se me ocurrió decirla: ¿qué es una señora mayor?, como una tía mía, y va y me dice: no, mamá una señora mayor como tú. ¡¡Genial!!. Eso me pasa por preguntar.
Un beso. Mañana más y mejor.
Cuando se despertaron estuvimos jugando en la cama haciendo un poquito el perro. Se me ocurrió preguntarle por la psicomotricidad que hacen en el cole y me explicó lo que hacen.
Este año les han puesto una profe especializada en eso y le pregunté como se llamaba, así que me dijo que Marcela. Como me pareció un nombre de una persona mas mayor, se me ocurrió decirla: ¿qué es una señora mayor?, como una tía mía, y va y me dice: no, mamá una señora mayor como tú. ¡¡Genial!!. Eso me pasa por preguntar.
Un beso. Mañana más y mejor.
viernes, 13 de noviembre de 2015
Diccionario nuevo
Amalia tiene cinco años y habla muy bien, pero tiene palabras que las dice mal y la verdad que nos hace mucha gracia, aquí os pongo unas cuantas y su traducción.
Tacos: personas que van a hacer mal y a robar a las casas (cacos).
Zumar: papá cuando desaparece está zumando en la terraza (fumando).
Gomitar: últimamente Bruno lo hace bastante por el tema de los mocos, los expulsa gomitando (vomitando).
Micolás: es un amiguito suyo de clase, que en realidad de llama Nicolás.
Mosco: también es un amiguito de clase que se llama Bosco.
George: A Amalia le gustan mucho los sandwiches de jamón george, como el hermano de Peppa Pig (jamón york).
Mañana más y mejor. Un beso.
Tacos: personas que van a hacer mal y a robar a las casas (cacos).
Zumar: papá cuando desaparece está zumando en la terraza (fumando).
Gomitar: últimamente Bruno lo hace bastante por el tema de los mocos, los expulsa gomitando (vomitando).
Micolás: es un amiguito suyo de clase, que en realidad de llama Nicolás.
Mosco: también es un amiguito de clase que se llama Bosco.
George: A Amalia le gustan mucho los sandwiches de jamón george, como el hermano de Peppa Pig (jamón york).
Mañana más y mejor. Un beso.
martes, 10 de noviembre de 2015
Dos mejor que uno
Perdonad este lapsus de días sin publicar, pero como Bruno ha empezado este año la guardería, los virus están muy contentos con nosotros, así que cada poco tenemos a alguno de visita por casa. Estas dos semanas han venido tres: resfriado, conjuntivitis y anginas de las buenas.
Nos ha costado salir de las anginas pero por fin hoy ha vuelto a la guardería y yo a escribiros.
A todas las que tenéis niños, ya sabéis lo difícil que es que te suelten el antibiótico, parece un artículo de lujo o algo así. Esta vez no ha sido menos, con placas, anginas y 39,6 en el hospital, porque cómo no, cayó en fin de semana, me dijeron que tenía placas pero que me esperara a mi médico. Total que al final de una manera u otra conseguí el antibiótico y el lunes cuando fui a mi pediatra me lo recetó de igual modo, aunque eso sí ¡dos frascos!
Como Bruno es tan movido, cogí el oro líquido (antibiótico), mientras le enchufaba su dosis con la jeringa, lo dejé encima de la mesa de la cocina abierto, un descuido tonto que duró menos de dos segundos, lo justo para que Bruno arrasara con la dichosa botellita, derramando el líquido por encima de la mesa. Vamos que si lo intenta hacer a posta no lo consigue. ¡Con lo que me había costado conseguir el brebaje! Menos mal que mi médico me recetó dos frascos, uno para reponer el derramado y otra para la farmacia que me lo fió.
Mañana más y mejor.
Un beso.
Nos ha costado salir de las anginas pero por fin hoy ha vuelto a la guardería y yo a escribiros.
A todas las que tenéis niños, ya sabéis lo difícil que es que te suelten el antibiótico, parece un artículo de lujo o algo así. Esta vez no ha sido menos, con placas, anginas y 39,6 en el hospital, porque cómo no, cayó en fin de semana, me dijeron que tenía placas pero que me esperara a mi médico. Total que al final de una manera u otra conseguí el antibiótico y el lunes cuando fui a mi pediatra me lo recetó de igual modo, aunque eso sí ¡dos frascos!
Como Bruno es tan movido, cogí el oro líquido (antibiótico), mientras le enchufaba su dosis con la jeringa, lo dejé encima de la mesa de la cocina abierto, un descuido tonto que duró menos de dos segundos, lo justo para que Bruno arrasara con la dichosa botellita, derramando el líquido por encima de la mesa. Vamos que si lo intenta hacer a posta no lo consigue. ¡Con lo que me había costado conseguir el brebaje! Menos mal que mi médico me recetó dos frascos, uno para reponer el derramado y otra para la farmacia que me lo fió.
Mañana más y mejor.
Un beso.
viernes, 30 de octubre de 2015
Etiquetas pica pica
Ya sabéis que los niños crecen y crecen, así que cada poco hay que ir comprando uniformes nuevos.
La semana pasada nos tocó, así que el martes Amalia estrenó su chándal nuevo, sudadera, polo y pantalones.
La ropa tiene que ir toda marcada para evitar que se pierda y eso es lo primero que hago, que los uniformes cuestan un congo...
Cuando volvió del cole, la verdad que no me comentó nada, pero cuando se fue a poner el pijama, la pobre viene y me dice: "mamá ya sé por que llevo todo el día con picores" y me enseña una etiqueta gigante que no quité cuando le puse el nombre. ¡Desastre!. menos mal que ella se rió.
La semana pasada nos tocó, así que el martes Amalia estrenó su chándal nuevo, sudadera, polo y pantalones.
La ropa tiene que ir toda marcada para evitar que se pierda y eso es lo primero que hago, que los uniformes cuestan un congo...
Cuando volvió del cole, la verdad que no me comentó nada, pero cuando se fue a poner el pijama, la pobre viene y me dice: "mamá ya sé por que llevo todo el día con picores" y me enseña una etiqueta gigante que no quité cuando le puse el nombre. ¡Desastre!. menos mal que ella se rió.
Viajecito 2
Como os prometí, voy a explicar el "viajecito" de vuelta
Barcelona-Madrid en AVE.
Tal como expliqué, viajaba yo sola con mis
dos niños de 5 y un año y medio y con una maleta gigante, porque ya se sabe que
con niños es mejor prevenir y pecar de más que de menos.
Como no sabía cómo me iba a apañar para
subir y bajar del tren, llamé a Renfe para que me informaran y me dijeron que
no podían hacer nada, que me apañara como pudiera y con la buena voluntad de la
gente. ¡Fantástico!, los billetes cuestan un riñón, pero si necesitas ayuda, o
eres invidente o vas en silla de ruedas (según la explicación que me dieron en
Renfe) o nada de nada.
Me acompañaron a la estación mis
familiares y preguntando en la entrada, nos informaron que si íbamos a pedir un
permiso, dejarían que Montse y su hijo Marc, nos ayudaran a subir maletas y
niños al tren, así que así lo hicimos. Mientras Montse y Marc hacían estos
menesteres, yo pasaba el control con los niños.
Conseguido el permiso, bajamos al tren, el
revisor (un señor muy muy amable, nos dijo que le esperáramos y la azafata que
había, nos hizo subir por un lado del vagón, que fue justo el lado contrario
por el que teníamos que haber subido, debe ser que llevaba poco tiempo y no
sabía la numeración porque si no, no lo entiendo), no podíamos esperar más por
que el tren estaba a punto de salir, así que entré yo primero con la niña y la
acomodé justo en el lado contrario y le dije quédate aquí que vengo ahora
mismo. Mientras me crucé por dentro otra vez el vagón. No se podía acceder con
el carro del niño, por que como todo el mundo sabe, esto es España. Con esto
quiero decir, que la gente dejó las maletas en mitad del pasillo tiradas y
había un mogollón, con lo que era casi imposible acceder ni siquiera andando y
claro no se podía quedar allí el carro. Pensamos bajar por fuera y entrar por
la otra puerta pero no había tiempo, así que decidimos pasar el carro por
encima de los asientos. Creerme que aunque sea descabellado era la única
opción.
Montse por un lado, yo por otro y el niño
encima. Un circo. En ese momento pita el tren. Como la gente me vio tan agobiada
una señora y un par de señores que había, me dijeron; coge al niño y nosotros
pasamos el carro. Tranquila que entre todos lo hacemos, y que ella se baje.
A Montse le dio tiempo a bajar por que su
hijo Marc estaba bloqueando la puerta y el tren no podía arrancar, sino, se
hubiera bajado en Zaragoza.
Conseguimos pasar el carro y acomodar a
los niños, fue tal el lío que se montó que pedí perdón en alto a todo el vagón
y por supuesto di muchas gracias por que no se sabe cómo, siempre hay alguien
dispuesto a ayudar al de al lado. Quedan o mejor me incluyo, quedamos pocos,
que prestemos ayuda aunque afortunadamente aún hay alguno.
El resto del viaje, fue genial. Bruno se
durmió en menos de cinco minutos y Amalia fue viendo una peli.
Cuando llegué a Madrid una mujer muy
guapetona de mediana edad, me dijo: "¿vienes sola?", yo le dije que
sí y me dijo: ¿quieres que te ayude? Le dije tardo un poco por que esperaré que
salga todo el mundo. Ella me miró y me dijo: "tranquila te espero abajo,
cuando bajes yo te ayudo sin problema". No sólo eso, sino que como la
maleta la tenía en el otro la do del vagón, se quedó en el andén esperando con
mis hijos hasta que bajé la maleta. Se lo agradecí muchísimo.
Una vez abajo, vino un chico de Atendo
Renfe, muy majo y me ayudó con la maleta hasta que llegamos fuera que estaba mi
marido. Ya no era necesario porque con una mano me apañaba, pero aun así lo
hizo. Gracias a todos esos que ven las necesidades de los demás y se ponen en
el lugar de los otros.
Mañana más y mejor.
Un beso. martes, 27 de octubre de 2015
"Viajecito" a Barcelona
La semana pasada estuvimos de visita en Barcelona viendo a la
familia. Lo hemos pasado muy bien y hemos visto sitios que pensé que no
veríamos, por ejemplo, las urgencias de Sant Joan de Deu.
Empiezo por el principio. Llegamos el
jueves a Barcelona a un premio que le daban a mi suegro. Estuvo muy bien, la
verdad y muy emocionante. Yo como soy de lágrima muy fácil, y además le quiero
mucho, pues es un cóctel perfecto para no parar de llorar. Después del premio
fuimos a cenar con los amigos y compañeros del abuelo, y por supuesto los niños
también vinieron, así que ese día estaban agotados y eso que nos acostamos tarde.
Por la mañana Amalia no tenía muchas ganas
de desayunar y estaba un poco plastita con todo, pero bueno, quedamos con el
abuelo y nos fuimos los cinco a comer; el abuelo, Amalia, Bruno, Montse que es
la madrina de mi hija y "nuestra casera", y yo. Mi marido se había vuelto a
Madrid a trabajar.
En la comida Amalia no tenía mucha gana, así
que le costó meter comida para adentro. Mucho menos le costó sacarla, que de
una arcada, salió todo disparado en el plato del restaurante. ¡Lo peor de tus
pesadillas!
Volvimos a casa y la tarde la pasó bien.
Merendó y cenó fenomenal, pero por la noche: fiebre. ¡Genial! y decía que le
dolía la garganta. Como Bruno dejó las anginas el miércoles, pensé que sería lo
mismo y me acerqué a urgencias de Sant Joan de Deu a ver si caía el
antibiótico, pero no. Le hicieron una prueba y dio negativo, así que para casa
y a aguantar vela. Afortunadamente no volvió la fiebre. Eso sí, nos quedamos
sin ir a comer a la Barceloneta.
Comimos fideguá en casa y el postre que
era un brazo de gitano, Montse se lo dio a Amalia para que lo llevara a la
mesa, con tan mala suerte que se le resbaló y aterrizó en el suelo. Un poema,
la cara de Amalia. Aún hay alguno que si se acuerda, se sigue riendo.
¡Ahh! Lo que si empezó fue la diarrea
después de comer. ¡Genial! Menos mal que fue poco la verdad, así que pudimos ir
a jugar con unos amigos que tenemos del verano, que viven en Barcelona y
prometimos visitarlos cuando volviéramos.
El domingo por la mañana parece que
amaneció todo mejor. Los niños estaban bien y no había rastro de fiebre ni
diarreas. Menos mal porque tenía que coger el AVE con los dos niños, el carro y
la maleta, pero eso os lo cuento en otro post porque también tiene tela
marinera.
Bruno todo el viaje fue un cielo.
Mañana más y mejor.
Un beso.
miércoles, 21 de octubre de 2015
El castañazo
En la guarde de mi hijo han hecho la Fiesta de la Castaña. La
verdad que estuvo muy bien, había comida, bebida y un montón de juegos.
Bruno y Amalia en un principio estaban
interesados en la merendola, así que estuvimos merendando los cuatro juntos con
los amiguitos que había en la fiesta, pero pronto los niños descubrieron un
arenero que había al fondo, así que Amalia decidió hacer formas con la arena y
a Bruno se le iluminaron los ojos cuando vio que había motos correpasillos para
subirse.
La verdad que las motos eran bajitas y él
llegaba perfectamente al suelo, pero mala suerte que se resbaló con la arenita
que había por fuera del arenero, y cómo no, aterrizó con la cabeza. ¡Aún no
entiendo por qué los pequeños no ponen las manos cada vez que se caen!. Como
dice mi marido: "a este niño le pesa mucho la cabeza" y como dice mi
hermano: "es que aún no le han crecido los huevos". Resultado: una
herida en el lado derecho de la frente. En principio no ha sido nada, aunque
claro, está como un Cristo, lleno de golpes por todos los lados.
Total, que fuimos a la Fiesta de la
Castaña y la Castaña se la llevó mi hijo.
Mañana más y mejor.
Un beso.
Por cierto, el mando de la tele lo damos
totalmente por perdido. No aparece ni vivo ni muerto. Menos mal que mi hermana
nos ha prestado uno, porque lo que son facilidades por parte de Movistar nada
de nada.
martes, 20 de octubre de 2015
Gomina oliva
Bruno ya empieza a querer comer solo. No hay nada como la guardería para que se espabilen, en todos los sentidos claro. Quieren ser independientes, no paran de liar una detrás de otra, si su hermana no le deja algo pues te muerdo, que todo el mundo sabe que es el mejor modo de solucionar una disputa, y cuando quiero algo y tú también, pues chillo como un loco como si me fuera la vida en ello. ¡Ah! y no nos olvidemos de los virus, que les gustamos tanto que si pueden se vienen a casa con nosotros.
Ayer por la noche para cenar, le puse sopa y un poco de pollo, que le corté en trocitos muy pequeñitos, para que mientras Amalia y yo cenábamos, él fuera cogiendo a su ritmo. La verdad es que fue cenando muy bien y nosotras disfrutábamos de nuestra cena. A Amalia le hace gracia verle cuando ya empieza a "valerse" por sí mismo.
Fue en un momento cuando me levanté a coger algo que me faltaba y Amalia me dice, "mamá mira Bruno lo que hace". Cuando me giré, Bruno tenía el pollo que le faltaba por comer en la cabeza junto con el plato, claro. ¡Y le pareció tan buena idea!. Le quité el plato y estaba todo el pollo por la cabeza, eso sí con su aceitito. Un desastre, porque los trozos de pollo los pude sacar pero el aceite es otro cantar. Le quité lo que pude de aceite, pero eso siempre queda un poco, así que los pelos de punta. Total que hemos descubierto una gran gomina. La de aceite de oliva.
Mañana más y mejor.
Un beso.
Ayer por la noche para cenar, le puse sopa y un poco de pollo, que le corté en trocitos muy pequeñitos, para que mientras Amalia y yo cenábamos, él fuera cogiendo a su ritmo. La verdad es que fue cenando muy bien y nosotras disfrutábamos de nuestra cena. A Amalia le hace gracia verle cuando ya empieza a "valerse" por sí mismo.
Fue en un momento cuando me levanté a coger algo que me faltaba y Amalia me dice, "mamá mira Bruno lo que hace". Cuando me giré, Bruno tenía el pollo que le faltaba por comer en la cabeza junto con el plato, claro. ¡Y le pareció tan buena idea!. Le quité el plato y estaba todo el pollo por la cabeza, eso sí con su aceitito. Un desastre, porque los trozos de pollo los pude sacar pero el aceite es otro cantar. Le quité lo que pude de aceite, pero eso siempre queda un poco, así que los pelos de punta. Total que hemos descubierto una gran gomina. La de aceite de oliva.
Mañana más y mejor.
Un beso.
viernes, 16 de octubre de 2015
Morritos Jagger
Ayer todo el día fue muy bien. Cada uno a su sitio. El peque a la guarde, Amalia al cole y los papás a trabajar. Después de que Amalia fuera a su clase de patinar, volvimos a casa y cuando ya iba a empezar a hacer la cena, a Bruno no se le ocurre otra cosa que subirse en un andador que tiene y ponerse de pie, con tan mala suerte que se cae y cae encima de un juguete que le hace una herida encima del labio y otra en la barbilla. Lloró un poquito y no sangró mucho, pero lo peor fue que la raja del labio era grande así que no hubo otra que coger a los niños y salir corriendo para que le cosieran.
Amalia estaba en pijama, así que le dije que se vistiera rápidamente, cosa que hizo rápido y fenomenal. Eso sí, ella pensó, yo me visto y me voy a urgencias contigo mamá, pero divina de la muerte. Se puso la chaqueta del uniforme y las medias y la falda de patinaje. ¡No pasa nada!, vamos con prisa, lo que se ponga está bien...
Mi marido en ese momento estaba en un atasco de camino al trabajo, así que llamé a mi hermano que era el que tenía más cerca, para que me acompañara con los niños.
Fuimos al Hospital y la verdad que fue todo muy rápido. Le dieron dos puntos en la rajita del labio y así nos fuimos para casa, ¡hasta la próxima avería!, como decía mi madre.
Agradezco desde aquí a las tres personas que nos atendieron en el hospital. La primera enfermera que le puso la anestesia. Fue sólo como una cremita, nada de pinchazos extra. Y a la Dra. Andrea Barriga García y su ayudante. Fueron muy atentas y agradables con nosotros.
Creo y espero que quede la menor cicatriz posible, aunque como me dijo el primer doctor que le atendió ayer en el centro de salud que suelo llevar a los niños: "estas cicatrices, luego le gustan mucho a las mujeres. Dan personalidad". Gracias por aconsejarme dónde llevar al niño para que le cosieran.
Después de llegar a casa, a Bruno ya se le había pasado todo. Y como el hombre es el único animal que tropieza en la misma piedra dos veces, debe ser que con una no tuvo suficiente y quería volver a intentarlo.
Pensé que no cenaría por dolor o algo, pero de eso nada. "Yo no perdono la cena ni loco". Ha descansado toda la noche y hoy estaba feliz, igual que su hermana.
Mañana más y mejor.
Un beso.
Amalia estaba en pijama, así que le dije que se vistiera rápidamente, cosa que hizo rápido y fenomenal. Eso sí, ella pensó, yo me visto y me voy a urgencias contigo mamá, pero divina de la muerte. Se puso la chaqueta del uniforme y las medias y la falda de patinaje. ¡No pasa nada!, vamos con prisa, lo que se ponga está bien...
Mi marido en ese momento estaba en un atasco de camino al trabajo, así que llamé a mi hermano que era el que tenía más cerca, para que me acompañara con los niños.
Fuimos al Hospital y la verdad que fue todo muy rápido. Le dieron dos puntos en la rajita del labio y así nos fuimos para casa, ¡hasta la próxima avería!, como decía mi madre.
Agradezco desde aquí a las tres personas que nos atendieron en el hospital. La primera enfermera que le puso la anestesia. Fue sólo como una cremita, nada de pinchazos extra. Y a la Dra. Andrea Barriga García y su ayudante. Fueron muy atentas y agradables con nosotros.
Creo y espero que quede la menor cicatriz posible, aunque como me dijo el primer doctor que le atendió ayer en el centro de salud que suelo llevar a los niños: "estas cicatrices, luego le gustan mucho a las mujeres. Dan personalidad". Gracias por aconsejarme dónde llevar al niño para que le cosieran.
Después de llegar a casa, a Bruno ya se le había pasado todo. Y como el hombre es el único animal que tropieza en la misma piedra dos veces, debe ser que con una no tuvo suficiente y quería volver a intentarlo.
Pensé que no cenaría por dolor o algo, pero de eso nada. "Yo no perdono la cena ni loco". Ha descansado toda la noche y hoy estaba feliz, igual que su hermana.
Mañana más y mejor.
Un beso.
jueves, 15 de octubre de 2015
¿Mejor bragas?
El domingo, mi marido que regenta un restaurante en Madrid en el
barrio de Chueca (Gastromaquia C/ Pelayo, 6), trabajaba, así que bajé a comer
al restaurante con mi hermana y los niños.
El plan inicial era ir con ellos al MuseoNacional de Ciencias Naturales y luego comer en Gastromaquia. Parecía el plan
perfecto, salvo porque había otras mil personas que habían pensado también
pasar por el museo. Había una cola que ni Doña Manolita en Navidad, así que no
nos quedamos porque la verdad es que estaba a punto de llover y ya me veía cómo
iba a acabar la idea: pasada por agua.
Intentamos visitar el Palacio Real, que en
principio nos quedaba bastante cerca para luego comer, y mi hija también estaba
interesada, yo creo que más por el hecho de ser un palacio y ver si es como el
de Cenicienta y las demás princesas. Otro intento fallido, imposible encontrar
aparcamiento, y eso que el día no prometía, pero se ha debido ir tanta gente
fuera de Madrid, como la que ha venido con ganar de visitar las zonas más
emblemáticas. Buscando y buscando parking, encontré un hueco justo delante del
restaurante. ¡Menuda suerte!, así que dejamos ahí el coche y fuimos a dar un
paseo andando.
El paseo duró menos que lo que tardo en escribirlo, así que vuelta
al restaurante y a comer pronto. Un fastidio pero con la comida se pasó todo.
No es porque sea mi marido, pero la verdad es que está todo buenísimo.
Pedimos: Guacamole con chips de plátano macho, croquetas de boletus, mejillones tikka masala, patatas bravas con dos salsas y fideua. Como postre mi marido la dejó participar a Amalia y nos hicieron un Drácula (frambuesa, helado de vainilla y reducción de coca-cola). A Amalia le encanta ir a comer al restaurante y que juntos hagan el postre.
La nota divertida fue que cuando nos pusieron las patatas bravas en la mesa, Amalia no entendió eso y le pareció raro, así que repitió extrañada: "¿mamá, patatas bragas? menudo nombre", jajaja.
Mañana más y mejor. Un beso.
Mañana más y mejor. Un beso.
Si fuera domingo...
Me encanta despertarme con los niños en la cama. Bueno, siempre y cuando no sea porque hayan pasado mala noche por estar malitos, que hoy no ha sido el caso.
Amalia sobre las tres de la mañana se me ha metido en la cama y se ha hecho su huequecito.
Bruno se ha despertado 20 minutos antes de que sonara mi despertador, así que como seguía con los ojitos cerrados, me lo he metido en la cama y así le puedo achuchar un poquito sin que proteste mucho o más bien nada, porque creo que a él también le gusta que le cojas y me acurruque a su lado. Me encanta tocarle las manitas y acariciarle, porque en cuanto se despierta se acabó. No está interesado en nada, sólo en salir corriendo a descubrir que da de sí el nuevo día.
¡Qué pena que no fuera domingo!, me hubiera gustado alargar ese ratito con ellos.
Mañana más y mejor
Un beso.
Amalia sobre las tres de la mañana se me ha metido en la cama y se ha hecho su huequecito.
Bruno se ha despertado 20 minutos antes de que sonara mi despertador, así que como seguía con los ojitos cerrados, me lo he metido en la cama y así le puedo achuchar un poquito sin que proteste mucho o más bien nada, porque creo que a él también le gusta que le cojas y me acurruque a su lado. Me encanta tocarle las manitas y acariciarle, porque en cuanto se despierta se acabó. No está interesado en nada, sólo en salir corriendo a descubrir que da de sí el nuevo día.
¡Qué pena que no fuera domingo!, me hubiera gustado alargar ese ratito con ellos.
Mañana más y mejor
Un beso.
viernes, 9 de octubre de 2015
Sin flúor
Las prisas no son buenas para casi nada. Por la mañana, por lo menos yo, es cuando más posibilidades tengo de ir dejando cosas en sitios inapropiados, aunque esta vez no fue exactamente así.
En el baño de los niños al final es donde está casi todo. La pasta de dientes, las cremitas del culete, los pañales, los pijamas colgados detrás de la puerta,...
Ayer por la mañana, como todas las mañanas, arreglé a los niños y salimos zumbando al cole. Cuando llego a la oficina, recibo una llamada de mi señor marido, y me dice: "menuda pasta de dientes que tenemos, la verdad que va fatal, a ver si compramos otra por que no me ha gustado nada de nada. Es como rara". En ese momento, la verdad que no lo entendí, pero cuando llegué de nuevo a casa me di cuenta de lo que había pasado.
Con las prisas, dejé la crema y la pasta de dientes juntas encima del cambiador del pequeño y mi marido eligió la opción errónea. Cogió la crema del culete, y encima la de cuando el culete está un poco pocho (que es bastante más pastosa), y se la plantó en el cepillo de dientes. Jajaja, con razón no le había gustado mucho. ¡Si es que hay que mirar antes de nada!
Lo de darle usos diferentes a las cosas, sólo funciona con las cosas de Ikea. Por lo menos con la pasta de dientes, este cambio, ya os digo que no va bien. ¡¡Además no tiene flúor!!.
Mañana más y mejor.
Un beso.
En el baño de los niños al final es donde está casi todo. La pasta de dientes, las cremitas del culete, los pañales, los pijamas colgados detrás de la puerta,...
Ayer por la mañana, como todas las mañanas, arreglé a los niños y salimos zumbando al cole. Cuando llego a la oficina, recibo una llamada de mi señor marido, y me dice: "menuda pasta de dientes que tenemos, la verdad que va fatal, a ver si compramos otra por que no me ha gustado nada de nada. Es como rara". En ese momento, la verdad que no lo entendí, pero cuando llegué de nuevo a casa me di cuenta de lo que había pasado.
Con las prisas, dejé la crema y la pasta de dientes juntas encima del cambiador del pequeño y mi marido eligió la opción errónea. Cogió la crema del culete, y encima la de cuando el culete está un poco pocho (que es bastante más pastosa), y se la plantó en el cepillo de dientes. Jajaja, con razón no le había gustado mucho. ¡Si es que hay que mirar antes de nada!
Lo de darle usos diferentes a las cosas, sólo funciona con las cosas de Ikea. Por lo menos con la pasta de dientes, este cambio, ya os digo que no va bien. ¡¡Además no tiene flúor!!.
Mañana más y mejor.
Un beso.
martes, 6 de octubre de 2015
Se busca
En mi casa hay tres cosas que se pierden día si y día también, más desde que Bruno es autónomo. Las llaves, el móvil (más los de mi marido que los míos) y el mando de la tele, por otra parte el "juguete" favorito de mi hijo.
Casi todo esto aparece relativamente pronto, excepto el mando de la tele que lleva en paradero desconocido desde éste domingo. Es de color gris, sin tapa en las pilas y de tamaño medio. Le echamos mucho de menos. Si alguien cree haberlo visto, agradecemos la información.
Lo damos totalmente por perdido. Hemos mirado en sitios normales y en sitios rocambolescos, pero, nada de nada y lo peor es que ni siquiera creemos que haya sido ni Bruno ni Amalia, sino alguno de nosotros dos, aunque sobre este tema no nos ponemos de acuerdo. En próximos post explicaré, si es que aparece, dónde ha estado durante este tiempo.
Mañana más y mejor.
Un beso.
Casi todo esto aparece relativamente pronto, excepto el mando de la tele que lleva en paradero desconocido desde éste domingo. Es de color gris, sin tapa en las pilas y de tamaño medio. Le echamos mucho de menos. Si alguien cree haberlo visto, agradecemos la información.
Lo damos totalmente por perdido. Hemos mirado en sitios normales y en sitios rocambolescos, pero, nada de nada y lo peor es que ni siquiera creemos que haya sido ni Bruno ni Amalia, sino alguno de nosotros dos, aunque sobre este tema no nos ponemos de acuerdo. En próximos post explicaré, si es que aparece, dónde ha estado durante este tiempo.
Mañana más y mejor.
Un beso.
lunes, 5 de octubre de 2015
Chocolaterapia
Ayer domingo se levantó el día pocho, como yo. No podía con mi alma, estaba rarita sin una cosa en concreto pero con todas a la vez. Mi marido por el estilo, aunque con más fuerzas que yo (menos mal) y los niños, Amalia fenomenal y Bruno igual que el día, a ratos contento y a ratos (los más) sin aguantarse así mismo. No le iba nada bien y todo el rato llorando. Basta que su hermana tenga algo para que él por supuesto lo quiera.
Pasamos todo el día en casa como pudimos, deseando que llegara la noche para poder descansar y que mañana fuera mejor que hoy.
Al llegar la cena estábamos todos cansados, así que después de que Amalia cenara su segunda cosa favorita, bikinis, o lo que es lo mismo (sandwich de jamón y queso) y más favorita para mí, porque se lo come fenomenal y sin rechistar, acabó de ver los dibujos y se fue a lavar los dientes para irse a la cama.
Amalia es muy lenta comiendo, cuando le interesa claro, si son sus cosas favoritas ya no. Van por este orden:
1.- Pizza
2.- Bikinis
3.- Sopa
Ranking que cambia según le va pareciendo, por supuesto.
Así que le digo: "Amalia como sigas así de lenta, en el cole te van a poner en la mesa de rezagados" (que ya les vale poner ese nombre, pero bueno) y ella muy airosa me dice: " mamá es que yo soy lenta sólo en casa, en el cole lo hago mucho más rápido. Lo de ser lenta sólo lo hago en casa". Total, un regalito para mamá.
Todo parece que ya casi está rodado, pero "la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida". Bruno en ese momento se estaba comiendo unas natillas de chocolate. Y quería que le dejara comérselas él solo, y como ya quedaba poca cantidad le dejé. En principio iba bien, eso sí con la cuchara al revés, pero se apañaba. Me despisté una fracción de segundo, pero con un niño que hoy hace un año y medio, es suficiente. Cuando le volví a mirar, había decidido que las natillas no se comían sino que se untaban por el brazo y la mano, eso sí, con el pijama "limpio" puesto. DESASTRE. Casi gasto el paquete de toallitas para arreglar aquel desaguisado. Menos mál que las han inventado, ¡la de problemas que solucionan!.
Mañana más y mejor.
Un beso.
Pasamos todo el día en casa como pudimos, deseando que llegara la noche para poder descansar y que mañana fuera mejor que hoy.
Al llegar la cena estábamos todos cansados, así que después de que Amalia cenara su segunda cosa favorita, bikinis, o lo que es lo mismo (sandwich de jamón y queso) y más favorita para mí, porque se lo come fenomenal y sin rechistar, acabó de ver los dibujos y se fue a lavar los dientes para irse a la cama.
Amalia es muy lenta comiendo, cuando le interesa claro, si son sus cosas favoritas ya no. Van por este orden:
1.- Pizza
2.- Bikinis
3.- Sopa
Ranking que cambia según le va pareciendo, por supuesto.
Así que le digo: "Amalia como sigas así de lenta, en el cole te van a poner en la mesa de rezagados" (que ya les vale poner ese nombre, pero bueno) y ella muy airosa me dice: " mamá es que yo soy lenta sólo en casa, en el cole lo hago mucho más rápido. Lo de ser lenta sólo lo hago en casa". Total, un regalito para mamá.
Todo parece que ya casi está rodado, pero "la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida". Bruno en ese momento se estaba comiendo unas natillas de chocolate. Y quería que le dejara comérselas él solo, y como ya quedaba poca cantidad le dejé. En principio iba bien, eso sí con la cuchara al revés, pero se apañaba. Me despisté una fracción de segundo, pero con un niño que hoy hace un año y medio, es suficiente. Cuando le volví a mirar, había decidido que las natillas no se comían sino que se untaban por el brazo y la mano, eso sí, con el pijama "limpio" puesto. DESASTRE. Casi gasto el paquete de toallitas para arreglar aquel desaguisado. Menos mál que las han inventado, ¡la de problemas que solucionan!.
Mañana más y mejor.
Un beso.
viernes, 2 de octubre de 2015
El mejor arnés
Como ha empezado el mes de octubre, ya han comenzado las actividades extraescolares, y mi hija ya el año pasado eligió patinar sobre hielo, y es que Frozen ha hecho mucho daño...
Le encanta patinar de cualquier modo, pero en hielo ya es lo más, así que claro hay que ir equipado para la ocasión. No sólo los patines, sino el abrigo, la mochila con el casco, los guantes, las medias térmicas y cómo no, la faldita de patinar, que con lo largo que es el abrigo no se la ve, pero como ella la lleva puesta, se siente superespecial. ¿Y para que le voy a quitar la ilusión?, la digo que está como una princesa y que se parece a Elsa y arreglado. Amalia se queda feliz.
Cuando salgo de casa parece que fuera con un carromato. Como Bruno aún utiliza carrito, aprovecho para poner todas las cosas encima, mientras el peque sigue en la guarde.
En el carro se acumulan todos los artículos anteriores, más tres abrigos (el mío y los dos de ellos), la bolsa de cambio de Bruno y mi bolso. Total que cuando intento salir por la puerta de casa hay que hacerlo de lado porque sino es imposible.
En Madrid, que es donde vivo, aún hace calor, así que cuando me cruzo con algún vecino en el parking me mira extrañado como si no supiera que todavía se puede ir a cuerpo y no con veinte capas como una cebolla.
Cuando ya tengo a todos recogidos, nos vamos pitanto a la pista de hielo y empiezo a poner cosas. Amalia se pone la sudadera del uniforme y el abrigo, yo hago lo mismo y a Bruno le pongo el jersey ya sentado en la sillita de paseo y encima el abrigo. Por otro lado, lo normal, ya que en el hielo hay grados bajo cero.
Hasta aquí todo normal, hasta que intento coger a Bruno para sacarlo del carrito y cuál es mi sorpresa que no puedo. Pero no porque no se deje, no. Peor. En mi rapidez por poner abrigos y jerseys, no me doy cuenta que a Bruno le he plantado el jersey por encima de los tirantes del carrito. Y el abrigo también, así si que no se cae del carro ni borracho, que digo ni borracho, que no se cae ni aunque ponga el carro boca abajo.
Mañana más y mejor. Un beso
Le encanta patinar de cualquier modo, pero en hielo ya es lo más, así que claro hay que ir equipado para la ocasión. No sólo los patines, sino el abrigo, la mochila con el casco, los guantes, las medias térmicas y cómo no, la faldita de patinar, que con lo largo que es el abrigo no se la ve, pero como ella la lleva puesta, se siente superespecial. ¿Y para que le voy a quitar la ilusión?, la digo que está como una princesa y que se parece a Elsa y arreglado. Amalia se queda feliz.
Cuando salgo de casa parece que fuera con un carromato. Como Bruno aún utiliza carrito, aprovecho para poner todas las cosas encima, mientras el peque sigue en la guarde.
En el carro se acumulan todos los artículos anteriores, más tres abrigos (el mío y los dos de ellos), la bolsa de cambio de Bruno y mi bolso. Total que cuando intento salir por la puerta de casa hay que hacerlo de lado porque sino es imposible.
En Madrid, que es donde vivo, aún hace calor, así que cuando me cruzo con algún vecino en el parking me mira extrañado como si no supiera que todavía se puede ir a cuerpo y no con veinte capas como una cebolla.
Cuando ya tengo a todos recogidos, nos vamos pitanto a la pista de hielo y empiezo a poner cosas. Amalia se pone la sudadera del uniforme y el abrigo, yo hago lo mismo y a Bruno le pongo el jersey ya sentado en la sillita de paseo y encima el abrigo. Por otro lado, lo normal, ya que en el hielo hay grados bajo cero.
Hasta aquí todo normal, hasta que intento coger a Bruno para sacarlo del carrito y cuál es mi sorpresa que no puedo. Pero no porque no se deje, no. Peor. En mi rapidez por poner abrigos y jerseys, no me doy cuenta que a Bruno le he plantado el jersey por encima de los tirantes del carrito. Y el abrigo también, así si que no se cae del carro ni borracho, que digo ni borracho, que no se cae ni aunque ponga el carro boca abajo.
Mañana más y mejor. Un beso
jueves, 1 de octubre de 2015
Sin zapatos
Llevo tiempo queriendo plasmar mis experiencias como madre, y la verdad que con dos hijos de 5 años y 18 meses hay poco tiempo para poder hacerlo, pero hoy es el día.
Desde que Bruno, mi hijo pequeño ha empezado la guardería, es todo prisas. Prisas para despertarnos, prisas para conseguir que mi hija mayor Amalia, se vista sola, prisas para desayunar y que el pequeño no vomite la leche, prisas para coger el ascensor que a esas hora tiene más tráfico que la Castellana y prisas para dejar primero en el cole a Amalia y después a Bruno, con su consiguiente pataleta porque como con mamá no se está con nadie.
Pues bien, hoy que esto es tan fácil de escribir, no ha sido ni mucho menos fácil de hacer.
El rey de la casa hoy no estaba interesado en absoluto en levantarse, lo he intentado de todas las maneras:
"Brunete, cariño, que ya hay que levantarse", mientras le rasco un poquito la espalda para despertarle suavemente. ERROR. Le parece guay que le rasque la espalda, así que media vuelta y a seguir durmiendo.
Segundo intento. Le subo la persiana. Sin problema, se gira para el lado contrario y listo.
Total que le dejo a ver si la mayor ya se ha vestido y ha empezado a desayunar, cuando compruebo que Amalia ya está a medio desayuno, vuelvo a por Bruno.
"Cariño, príncipe, hay que despertarse que vamos tarde" ni caso, sólo consigo que empiece a desperezarse un poco, y es en ese momento cuando aprovecho para que ya se despierte. Con los ojitos casi sin poder abrir me dice: "mamá" y me levanta los bracitos para que le coja. "Me lo como", que cariñoso es. Me estaría un ratito largo con él, hasta que se despertara del todo pero... no hay tiempo.
Mientras Amalia ya ha desayunado. Me doy cuenta que es tardísimo así que opto por vestirme yo, darle el dasayuno a Bruno y que mi marido se quede con el peque mientras llevo a la niña que entra antes al cole.
Mi marido se queda vistiendo a Bruno y Amalia y yo nos vamos pitando al colegio.
Después del atasco llegamos al cole y de digo a Amalia hoy nos despedimos rápido que tengo que volver a por Bruno y sino no llegamos a la guarde. Si mamá me dice ella, que es un cielo y me ayuda muchísmo, así que, así lo hacemos.
Vuelvo a coger el coche y me voy volando a casa, Bruno está listo y salgo corriendo a dejarlo en la guarde. Tengo la sensación de ir de rallie desde que me levanto hasta que los dejo a cada uno en su sitio.
Parace que todo va de cara. Llego y hay hueco justo en la puerta de la guardería, entro con Bruno y cuando por fin entramos en la clase y creo que ya está la tarea principal del día conseguida, me dice la profe: "a tu hijo le falta un zapato". Le miro y no me lo puedo creer, ¿pero cómo es posible?¿y que no me haya dado cuenta? Que vergüenza porque ademas también había más papás en clase. Y para rematar me dice la profe: "y el zapato que trae está cambiado de pie". ¡Tierra trágame! Jolín mi marido le ha vestido y no se ha dado cuentaaaaa.
Así que he tenido que volver al coche y cuál ha sido mi alegría que el zapato estaba allí.
Después de todo esto he conseguido llegar a la oficina y desayunar tranquilamente (sin niños cogiéndome cosas y gruitando mamáááá´).
Todo tranquilo hasta la tarde que recojo a los peques a ver que da de sí.
Mañana más y mejor.
Un beso.
Desde que Bruno, mi hijo pequeño ha empezado la guardería, es todo prisas. Prisas para despertarnos, prisas para conseguir que mi hija mayor Amalia, se vista sola, prisas para desayunar y que el pequeño no vomite la leche, prisas para coger el ascensor que a esas hora tiene más tráfico que la Castellana y prisas para dejar primero en el cole a Amalia y después a Bruno, con su consiguiente pataleta porque como con mamá no se está con nadie.
Pues bien, hoy que esto es tan fácil de escribir, no ha sido ni mucho menos fácil de hacer.
El rey de la casa hoy no estaba interesado en absoluto en levantarse, lo he intentado de todas las maneras:
"Brunete, cariño, que ya hay que levantarse", mientras le rasco un poquito la espalda para despertarle suavemente. ERROR. Le parece guay que le rasque la espalda, así que media vuelta y a seguir durmiendo.
Segundo intento. Le subo la persiana. Sin problema, se gira para el lado contrario y listo.
Total que le dejo a ver si la mayor ya se ha vestido y ha empezado a desayunar, cuando compruebo que Amalia ya está a medio desayuno, vuelvo a por Bruno.
"Cariño, príncipe, hay que despertarse que vamos tarde" ni caso, sólo consigo que empiece a desperezarse un poco, y es en ese momento cuando aprovecho para que ya se despierte. Con los ojitos casi sin poder abrir me dice: "mamá" y me levanta los bracitos para que le coja. "Me lo como", que cariñoso es. Me estaría un ratito largo con él, hasta que se despertara del todo pero... no hay tiempo.
Mientras Amalia ya ha desayunado. Me doy cuenta que es tardísimo así que opto por vestirme yo, darle el dasayuno a Bruno y que mi marido se quede con el peque mientras llevo a la niña que entra antes al cole.
Mi marido se queda vistiendo a Bruno y Amalia y yo nos vamos pitando al colegio.
Después del atasco llegamos al cole y de digo a Amalia hoy nos despedimos rápido que tengo que volver a por Bruno y sino no llegamos a la guarde. Si mamá me dice ella, que es un cielo y me ayuda muchísmo, así que, así lo hacemos.
Vuelvo a coger el coche y me voy volando a casa, Bruno está listo y salgo corriendo a dejarlo en la guarde. Tengo la sensación de ir de rallie desde que me levanto hasta que los dejo a cada uno en su sitio.
Parace que todo va de cara. Llego y hay hueco justo en la puerta de la guardería, entro con Bruno y cuando por fin entramos en la clase y creo que ya está la tarea principal del día conseguida, me dice la profe: "a tu hijo le falta un zapato". Le miro y no me lo puedo creer, ¿pero cómo es posible?¿y que no me haya dado cuenta? Que vergüenza porque ademas también había más papás en clase. Y para rematar me dice la profe: "y el zapato que trae está cambiado de pie". ¡Tierra trágame! Jolín mi marido le ha vestido y no se ha dado cuentaaaaa.
Así que he tenido que volver al coche y cuál ha sido mi alegría que el zapato estaba allí.
Después de todo esto he conseguido llegar a la oficina y desayunar tranquilamente (sin niños cogiéndome cosas y gruitando mamáááá´).
Todo tranquilo hasta la tarde que recojo a los peques a ver que da de sí.
Mañana más y mejor.
Un beso.
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